domingo, 5 de octubre de 2008

Draft rescatado del dia 1/06/06, 0:16am

- Si caigo, caes también tú conmigo - le dije. Volvimos a la máquina de café y nos sentamos en las escaleras. Hablamos de las horas que pasamos juntos tomando el sol en el parque hasta convertirnos en siameses, y de como los días se convirtieron en el ir i venir de un tuyo y mio que nadie entendía.
Pasábamos las tardes cenando y charlando en las ventanas de la biblioteca, sabiendo que toda la reciprocidad que nos hacía estar juntos hasta tan tarde se estaba convirtiendo en algo furtivo.

Al final la gente se fijó y comentaba, pero nosotros nos hablábamos con los ojos y nos hacíamos cómplices de una verdad a medias: Las caricias aparecían cuando nadie miraba. Cuando tu mano y la mía se abrazaban debajo de la mesa.

Acompasados y sin prisas, dos líneas paralelas, un ir y venir entre tu y yo fué el sentimiento huérfano de tener una mitad simétrica.

Enric