lunes, 16 de octubre de 2006

Capítulo 3

En esto, comenzó a llover un poco. La rendija de la ventana entreabierta dejaba pasar la luz y algo de viento que zarandeaba la cortina.
El jovenzuelo leía tumbado en la cama de la habitación del hotel esperando que desapareciera el dolor de cabeza, y a medio o corto plazo poder escapar de la sensación de derrota.
Las carencias de esa inteligencia casi insultante habían sido puestas en evidencia durante un rato.
Si ese joven sabe de algo es del valor de la autoestima. Le dolía más el sentirse hundido que el momento de dudas sin respuestas que le hizo bajar la moral.
Resultó ser cierto que las apariencias engañan, que muchas cosas no son lo que parecen, y que lo idealizado cae por su propio peso cuando lo inesperado te sorprende.
A veces, si se acaban las ideas, es mejor apagar la luz y seguir durmiendo. Quizá mañana los problemas tengan otra respuesta.

Enric

PD: Siento no leeros, siento no postearos, en breve regreso!