sábado, 26 de diciembre de 2009

Vuelvo a empezar

Volveré sobre mis pasos para entender si fue o no un delirio. El draft era largo y demasiado denso para explicar algo tan sencillo. Lo reescribía una y otra vez pensando en como empezó todo. Fue hace años, y ni siquiera sé si la primera vez que tuve ese sentimiento era tan real, o si lo idealicé con el transcurso del tiempo.
Volví a despertar cuando leí su nombre en el móvil. El sutil golpe de efecto hizo inevitable que dejara derrumbarse como un castillo de naipes mi tentador plan nocturno. Sin pensarlo identifiqué su recuerdo como un sentimiento perfectamente idílico; tanto, que no podía ser cierto. El mensaje en el teléfono fue algo parecido al unicornio de papiroflexia que se convierte en un indicio para Rick Deckard. En ese instante se da cuenta de que alguien conoce todo lo que ha soñado, y reacciona reflexionando sobre si lo vivido fue real y tangible, o por lo contrario era una ficción artificial que alguien reprodujo como un recuerdo en su mente.
Es importante entender la naturaleza de los recuerdos porque van a condicionar tus emociones.
De tanto luchar contra lo confuso e irracional terminé por dudar sobre si lo que sucedió fue un sueño, o quizá si al desvanecerse se convirtió en el silencio que viene siendo el recuerdo que aun perdura.
Algo me dice que todo estaba destinado a ser así; nacemos predispuesto a creer, pero el paso de los años hace que ya nada sea como antes. Si vives con demasiada intensidad los sueños caen por si mismos.
He interiorizado una especie de culpa; en mis pensamientos dejó de haber la ingenuidad suficiente para darme esperanzas. No es que no entienda nada, quizá el pequeño sobresalto de ayer me hizo entenderlo todo: La vida son recuerdos efímeros, y en un parpadeo recreas lo que necesitas sentir. Cualquier cosa que no sea tan perfecta será ficticia.
Seguramente sean la edad y el pragmatismo los que se han convertido en un unicornio de papiroflexia que desespera en la mesilla de noche; ahora ya nada es idílico.

Enric

martes, 17 de noviembre de 2009

Lejos

No hay soundtrack para este relato porque el final de la historia sucede en absoluto silencio.
Sólo rompe su oscurecer el doble parpadeo de los intermitentes y el ligero martilleo del seguro del coche. Los vehiculos aparcados en esta inmensa cuesta recorren de punta a punta y hacia atrás la ventana en un instante, hasta que abrocho el cinturón y me centro en conducir no demasiado deprisa.
Escapo mientras aún es oscuro; muchas veces apago la música y apoyo la cabeza en el asiento imaginando viajar en un tren que me lleve a un final que linde con algo hermoso.
Pero con tu recuerdo anochece; y con la despedida del día empieza la andanza de otra jornada hacia algún lugar que desconozco.
Desenfocado y movido, como un espectro, apareceré en alguna de esas imágenes que mi amigo Iván intentó captar junto a la ventana, con los settings ajustados por mí un rato antes para otro ambiente que quise llevarme con mi Nikon; mientras no podía dejar de pensar en mi silencio, que es el mismo al que acusabas de alejarme, y es aquello que dejamos a medias la última vez que te vi llorar mientras nos despedíamos por teléfono, para no hablarnos nunca más.

Enric

domingo, 25 de octubre de 2009

Tormenta

Vuelve a llover sin parar. Vivo en un sexto, y aún con el sonido del descender eléctrico y mecánico de la persiana del balcón se oye el zarandeo del mar contra la arena; se confunde con la Nacional II al paso por Masnou. Las luces que quedan encendidas en casa dan pistas inequívocas de mi intención de meterme en la cama en breve. Sin darme cuenta un impulso extraño me ha llevado a reordenarlo todo. No ha sido fácil, he tardado media hora; estas cosas sabes cuando las empiezas pero no cuando las terminas.
Los medicamentos con los medicamentos. Las revistas en el montón de revistas que no leerás pero que no quieres tirar al cubo del reciclado. Las llaves agrupadas con las llaves que no tienen sitio donde ser colgadas. El exprimidor Taurus que parece la cabeza de Mazinger Z en el armario de la cocina.
Me asomo por la cristalera del comedor y continua lloviendo.
Al vaciar mi maderadeplanchar-mesilladenoche me he dado cuenta que acumulo una veintena de libros en una sola columna justo a la izquierda de la cama. Es un torreón. Está al borde del colapso. Quizá suena a excusa típica, pero tengo intención de terminarlos todos. Hoy he añadido 5 de golpe, que esta vez tienen prioridad porque son para clase.
El ordenador parece caprichoso, y hace sonar una pieza de piano de los Smashing Pumpkins, obligándome a cerrar los ojos para no pensar demasiado mientras intento dispersar tanto libro rebelde. Me he dado cuenta que no tengo estanterías suficientes. Las que están encima del escritorio van a ceder. El señor Ikea aún no ha fabricado estante que sea un reto para mi capacidad de sobre-saturar cualquier espacio. Aquí guardo de todo; desde una maravilla de representaciones pictóricas quijotescas, o mi amado Unix Network Programming del maltrecho Stevens, un par de códigos penales, o incluso unos cómics viejos de la Patrulla X, que salvé de morir a manos de mi madre en la última limpieza sorpresa de la habitación cuando aún vivía con mis viejos.
El libro sobre la anorexia nerviosa me recuerda que el cartón de la tapa con un teléfono escrito por su buena letra, es lo único que queda de mi relación con la chica del café. Un lugar privilegiado para los primeros de Palahniuk, que por fin he recuperado. Arriba del todo la Enciclopedia de la fotografía de mi madre, Oliver Twist, libros con montones de matemáticas y antenas, viajes, mi proyecto de fin de carrera, naves espaciales...
En un lateral agrupo a Cortázar, Lobsang Rampa, Tolkien, Fernández Mallo, y un libro de poemas de Antoni Correig, que he retomado recientemente con muchísima esperanza.
Al final, entre libros y recuerdos, me doy cuenta que el único método para hacer ceder la lluvia, es olvidar que ha llovido.

Enric

martes, 29 de septiembre de 2009

Dormir de día

Cegado por la luz del comedor apenas distingues el color de las baldosas, y sólo oyes tus propios pies descalzos al andar hasta la cocina. Absorto vigilas el suave hervir a fuego lento de los espaguetis de sobre, hasta que reclama tu atención la cuenta atrás del inicio de las noticias de las dos de la tarde. El trayecto hacia el comedor también es en silencio. La ventana, el televisor, la cortina o la lampara, no consiguen llenar el espacio: todo queda asombrosamente lejos.
Te cuesta abrir los ojos, así que escuchas la voz en off de la presentadora mientras reflexionas intentando discriminar entre ficción y realidad, pero para cuando te das cuenta se te han vuelto a pegar los espaguetis. El ordenador, la cartera y las llaves de casa rompen la monotonía del mantel amarillo. Lo ordenas y logras habilitar un hueco para un vaso y un tenedor.
El jersey azul - tu preferido -, espera en el plegatín del comedor sobre su horrible funda de rallas anaranjadas, a que después de comer empieces la siesta de las cuatro con un trozo de alguna novela o un fragmento de película mala recién descargada.
Estas irremediablemente solo, y has convertido la casa en la que vives en algo parecido a un piso franco donde refugiarte para poder luchar contra eso que no entiendes pero que tampoco temes; en todos nosotros reside un demonio interior que termina por pedirnos explicaciones. Necesitas saber si efectivamente estás llenando los vacíos de tu vida.

Por la noche el viento te enfría las orejas, quizá sea la voz del otoño que llega para contarte novedades inminentes.
El vacío o la soledad que nadie puede negar que existe es la que aparece cuando estas fuera de casa. Se trata de aprovecharlo y disfrutar aprendiendo a escucharte. Luego, la oscuridad y las horas relativizan todo lo que acontece. Ni los malos son tan malos, ni tú estás tan solo.

Enric
PD: saludos de nuevo, Kay!

viernes, 4 de septiembre de 2009

Lo que hicimos

La mayoría de gente no se da cuenta que la prensa y los medios de comunicación nos mienten sin ningún pudor, porque en los tiempos que corren la verdad no tiene valor alguno. Cada día al anochecer, en nuestras esquinas y callejones, persiste el crimen más organizado - ellos nunca duermen -. Esta noche vuelve a llover en Rosas, los turistas escapan y las semanas pasan volando. El azar no se equivoca en la mayoría de ocasiones, porque todo tiene su razón de ser, pero siempre queda algún misterio que no consigo descifrar: Recuerdo que con su última sonrisa rocé el cielo mientras me acariciaba la nuca, me gustó tanto que no pude esconder mi incomodidad. Vaya susto, aunque sé que si el aprecio es sincero los actos más discretos no deberían tener jamás segundas interpretaciones.
La luz se torna increíblemente amarilla en el peaje de la AP7, pero ahora contrasta con el comedor que está totalmente a oscuras, y únicamente brilla el display azul del aire acondicionado. Todo está bien, de momento. Mi backpack de 25 litros reposa vertical sobre la puerta de la habitación, aunque mañana ocupará el maletero; esta vez, ni que sea por 48 horas, habrá roadtrip para volver casa. Es temprano, he de descansar. Me sobra el verano; hecho en falta mi chupa, no solo por los recuerdos de Riga, sino por la melancolía del viajero. El flow junto al beat de la base que suena en mi iPod es irrepetible, como Can't take my eyes off you en The Deer Hunter mientras lo cantan De Niro y Walken, en la escena del bar.
Tenía ganas de escribir justo ahora, eso es todo.

Enric

jueves, 6 de agosto de 2009

Vidas

Jacko no está muerto porque ha vencido a Internet. La ha saturado para que no sea olvidado el día en que se despidió de nosotros. Elvis también vencerá a Internet. Está vivo; lo hará cuando regrese de su viaje alrededor del globo.
Leonard Cohen hará sonar su Hallelujah el día en que nos deje, invadirá el mundo desde lo alto de los skylines mediante hondas hertzianas. Será el mejor de los tributos. Parte de su ser cruzará para siempre el Golden Gate o la Sagrada Família. Sonará en los antiguos transistores de la época comunista que quedaron atrapados bajo el techo del viejo edificio del mercado de Riga, y su voz pasará de Europa a Asia por encima del Bósforo.
Junto al marco de la puerta; arriba en el cristal y con los bordes llenos de mugre, casi transparente por el maltrato del sol y el tiempo, sobrevivirá invencible una vieja pegatina con el 46 de Valentino. No será solo un sucio perfil de plástico impregnado de grasa y polvo. Su nombre descansará en la ventanas de los talleres de motos, justo al lado de los calendarios de las preciosas pin-ups que nunca han muerto.

Supongo que Elvis, Jacko o Valentino, han andado por las calles de nuestra vida demasiado tiempo para ser olvidados. La vida son dos voces: la de nuestra consciencia, y la del ruido de los trenes, telediarios, o las cajas de supermercado. Nuestro entorno está vivo. Aunque un lunes a las 5 de la mañana bajes a buscar el Ipod al coche y creas no oír nada, verás que el silencio te envuelve con su historia, con los Elvis, Jackos, y Valentinos rondado por allí, aun.

Enric

sábado, 18 de julio de 2009

Tapas y Chocos

Bar Antonio Tapas y Chocos. Una imagen lo suficientemente grande del señor Quesada, Quijada, creo que Quijano, o como quiera que se llamase, preside desde lo alto de la nevera de los helados todo el espacio, que no es mucho. Bar verde y blanco, Bético en todos sus aspectos: un botijo con forma de balón con la bandera blanquiverde, olor a pescadito frito, y banderillas de la feria de abril que van de punta a punta y de pared a pared, balanceándose al pasar por debajo del aire acondicionado. El chef marroquí balbucea palabras ininteligibles mientras se discute con el camarero. Los tres señores mayores meten baza intentando poner paz, mientras que como reyes gobiernan el país desde la barra. Cada uno de ellos es un personaje distinto a los otros dos. El primero de ellos es alto y barrigón, serio, con cara de mala leche, y luce un moreno de camiseta imperio, que esta tarde ha cambiado por la del mundial de España del 82, con Naranjito incluido en medio de la espalda, que se complementa con el cogote rojizo de buen jugador de petanca.
El segundo de ellos presume de gafas de policía y puro, autentico estilo Annibal Smith en el Equipo A saliendo de algún follón en mitad del desierto de Arizona, pero lo hace con su cuerpo escuchimizado de pie en la máquina traga perras, con postura de vieja gloria del barrio - campeón del mundo durante un rato, cuando bailaba el chotis en la plaza con la guapa de la panaderia - luce los mocasines blancos sobre unos calcetines azul claro de impacto que le llegan a la mitad de la espinilla, a un palmo y medio del bermudas gris a cuadros con varias manchas oscuras en el culo.
Chocos, Pijotas, Calamares Romana, Gambas Plancha, Pantumaca con embutido, Pack Lomoqueso y Concretas, Cazón en adobo. El tercer hombre recorre con mirada indecisa la pizarra, para encontrar algo que acompañe la cuarta o quinta copa de Fino. Lo tiene todo fotografiado encima de su cabeza; dibujos enganchados en unos plafones también verdes uva, sobre la barra, que sirven para aguantar las copas y los tickets que la camarera deja en cada uno de sus viajes hacia el exterior del bar.
La chica del delantal negro se acerca a una mesa, y en un plato sirve una rodaja grande de limón a un viejo que relame unos chipirones y algo de pescado frito, y al darse la vuelta se fija en el joven de camisa surfera que escribe en un laptop, escondido en un rincón del bar.

Enric

martes, 28 de abril de 2009

Fin de semana

El humo y una camarera antipática junto a dos cervezas belgas de abadía. Así distraen el diálogo infinito e insomne sobre las películas fantásticas e ineludibles para programadores de videojuegos, y los textos que jamás publica un loco que quiere reencarnarse en piloto de un Mustang P-51 de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. El regalo de Nu y S0da hace que no olvide que tiene un símil inequívoco a Spike Spiegel, no solo por la apariencia física, sino también por ser afortunado en sus amistades.
Un poco más tarde la música no se detiene; Pancho lo hace de maravilla, mientras la mujer ideal para estar enamorado de por vida le abraza por la cintura. Quizá es por la manifiesta falta de compatibilidad sexual entre ambos, o puede que sea por su condición de ex cuñados, pero desde ese instante no deja de pensar en lo afortunado que es.
El sol sale de nuevo. No tiene prisa, y jugueteando entre las sabanas caen en sus fauces un par de capítulos de Maus y 6 o 7 hojas de esos sueños de pan untado con cacao, avellanas y azúcar, que se digieren a toda velocidad.

Maravillosas jornadas!

Enric

sábado, 18 de abril de 2009

Treinta

Puedo explicarles que hoy fui feliz porque pude ayudar a alguien a demostrar que su esfuerzo va a llevarle mucho mas lejos de lo que imagina. Además, durante la cena disfruté una vez mas de las charlas con mi amigo Nuko sobre esos textos que tengo a medias y que dan forma a algo que intento expresar con palabras, pero que nunca saco a pasear por miedo a los "que diran", y a los "pero tu no eras de ciéncias?". También he estado alegre por que me sorprendí a mi mismo durante una llamada telefónica, mientras cubría el micrófono con la mano para gritarle a mi amiga Cíntia un "sí, de esa chica podría enamorarme!!" con rotundidad y sin temor ni duda; y que al final de la noche después de intentarlo con una Deliriums Tremens entendí que inevitablemente soy el chico de la Märzenbier, y que hoy es una de esas tantas razones que me hace tener un pasado común la gente a la que amo, y que los treinta no son más que la continuidad de mi esfuerzo por llegar a ser alguien que se levante cada día alegre, feliz y orgulloso de ser quien es, y de proceder de donde procede.

Enric

domingo, 29 de marzo de 2009

Humildad

Si señores, resultó que también tuvo miedo al atroz resultado de ser mal interpretado en sus argumentos. En cada oportunidad invita al diálogo, confiando en que comprendan que la situación que vive junto a sus compañeros no dista demasiado a la que vivieron los que ahora les educan; y que más allá de opiniones o - quizá - erróneas interpretaciones de una actitud extraña de entender, solo reside la intención de hacerles partícipes de nuestros felices días de la marmota y fugaces instantes de tupperware, que consumimos recorriendo los últimos metros hasta la pared del final del callejón, esperando encontrar la brecha por la que entra el claro que nos llevará al nuestro más humilde de los deseos, que es poder trabajar a su lado; ser iguales a ustedes.

Enric

sábado, 21 de febrero de 2009

Subterfugio

Él ignora la etiqueta de extraño, pero coincide en que tiende a mantenerse distante a los conflictos. Siempre sereno, analítico y metódico. Racionalidad extrema. Espera sin miedos y no se aturde.
Esta vez algo es distinto. Tiene un nudo en el estomago. Empieza a escribir y su teclado parece un piano. La llovizna de letras va creando una linea discreta que se ensancha en el espacio. Los segundos se suceden y las palabras van siendo rimas asonantes sin pausa, que le ayudan a separar su cuerpo de hombre del espíritu de niño, y a macerar el dolor y la angustia en su silencio.
Recuerda cuando esta mañana pasó quince minutos de pie, en silencio y absolutamente solo. Aprovechó el espacio para hacer una introspección incómoda. Su inconsciente barajaba múltiples hipótesis, hasta que el golpe de sinceridad le hizo entender que el peor de los casos era posible. Reaccionó, y conteniendo la ira susurraba asegurando no creer en nada, pero al abrir los ojos no pudo evitar buscar una nube blanca en el cielo para pedirle que le echase una mano.
Ahora ya asume que está asustado.

Está tranquilo, pero no consigue reconocer sus ojos enrojecidos en el espejo del lavabo. Se da cuenta que únicamente se puede perder en ese maldito gambito innegociable, y que solo está en su mano salir a delante, como precisamente ella ha hecho siempre.

Enric

domingo, 25 de enero de 2009

2186

Siempre es ágil con las palabras al formalizar cualquier argumento, y eso le facilita el poder dar el pego para parecer un buen chico. Llega a los exámenes estudiando algo menos de media hora la tarde anterior. Se sienta en la mesa haciendo volar el bolígrafo sobre una mano, y con los ojos cerrados recorre los rincones de su cortex para recordar y analizar lo que explicó la profesora en las últimas clases.
Al salir de la escuela las cosas no van tan bien como algunos piensan, pero él siempre mantiene ese parecido alegre y simpático de chaval de barrio, incluso con los que por miedos o temores demuestran una distancia que roza la antipatía... y aún así prevalece el jovenzuelo honrado y humilde que siempre se presta a echar una mano, aunque lo continúen etiquetando y abofeteando con silencios incómodos. Sabe que nació mitad montaraz, mitad pirata romántico, y por eso no esconde su pasado corso y ajetreado. Acarrea un don que le prohíbe mantenerse en silencio - el chico inquieto que jamás pasará inadvertido, el que para siempre perseguirá las estrellas -, decía el viejo Paco. Es la pieza que jamás encajaría en el puzzle.
Sabe que la vida tiene caminos de ida y vuelta, y cree que andar dando la espalda a lo que todos piensan también es avanzar.
Algunos le llaman Outsider, pero él sabe que la sensibilidad es lo que te hace sentir vivo. Ser consciente que la vida es lo que se le escapa a cada hora que pasa y que, por mucho que quiera detenerlo, va a seguir marchándose sin remedio.
...Y así está, dando un vuelco a su vida, con buen resultado porque cada mañana a las 6 en punto sonríe al levantarse. Nadie puede decirle que cometió un error.

Enric

domingo, 11 de enero de 2009

Son los no muertos

S0da, amigo; te escribo esta carta porque ha llegado el momento de emprender algunas acciones. Espero que tu esposa me perdone, pero lo que hay en este sobre va a cambiar tu vida. Vas a dejar tu casa. No vas a querer tener hijos. Lo abandonarás todo. Las cosas están cambiando. El mundo se mueve, y los últimos días se acercan.
Yo se que tu también los sientes. Han empezado a tomar las calles. Los ves al montarte en el tren por las mañanas. No hablan con nadie, ni siquiera parpadean. Son los primeros síntomas. Las miradas perdidas los delatan y ya estamos en ese futuro tan oscuro que habíamos predicho. Si buscas en la multitud los podrás ver entre los que esperan en los semáforos. Te darás cuenta porque siempre andan desorientados y sin rumbo. Los gobiernos lo saben y no tardaran en declarar el estado de excepción. Es demasiado tarde, la tetradotoxina se ha propagado, ya están entre nosotros.
Son los no muertos.
Todo se tuerce y los últimos instantes de nuestra civilización tal y como la hemos conocido nos llevan a un desenlace aterrador.
Sabes como actúan y como se mueven, son imparables. Violencia extrema. Tendremos que estar preparados con armas de fuego y defensas caseras para la lucha cuerpo a cuerpo: Chaquetas de cuero reforzadas con cintas adhesivas, Magnums calibre 357 con balas expansivas para garantizar el blanco, escudos de plástico, todo terrenos para evacuar a niños y mujeres, sprays de pimienta, y como último recurso golpes de machete para partir cabezas como sandías.
Prepararemos técnicas de guerrilla urbana para combate defensivo, batalla campal y estrategias de ataque para eliminarlos en masa rodeándolos con fuego mediante cócteles molotov.
El final se acerca y tendremos que estar preparados.

Salud y suerte, amigo. Estamos en lucha.

Enric
PD: Felicidades, S0da :)