Parece que no pueda existir alguien con un nombre casi hermano al mio. Resulta que también ronda los veinti-tantos, deambula por la ciudad condal, y calza zapatillas deportivas de colores vivos - como las mias -. Es alegre, dicharachera y no le falta ingenio. Escribe y bloggea, y juega a moverse por el mundo abrazandose a un cuerpo ageno... Grácias por la charla, fué un auténtico placer.
Enric
PD: la puedo invitar a cenar, señorita?