lunes, 20 de marzo de 2006

Sushi y vino blanco

Tanto vacío no me deja apoyar la mano para escribir la primera letra de una palabra que nunca tendrás... Necesito que nuestros silencios me trasladen a una visión de genio con algo brillante: dibujar en una pared un paraje lejano donde podamos compartir alguna melodía que tenga dentro, una melodía que desprenda sensación de luminosidad por sí misma.

Dudo entre frío y calor. Ando como un soldado*. Empiezo a contar con los dedos lo que no sé si son victimas o fracasos, y aunque entiendo que lo de ser sauve como un dibujo te atrae, simpre me quedo con el frío, no quiero volver a pisar las brasas de nuevo...

Redondeo la ecuacíon para que entiendas que tu mirada negra me intimida. No se cuanto más sobrevivirá la baza del jinete moribundo. No prentendo ser afortunado, sólo aprovecho el momento. Un día descubrirás que me valgo del atractivo temporal porque se que me suspendo en el tiempo, y que soy la silueta de un retrato atormentado en blanco y negro. Silueta de ser paciente y bondadoso, que detrás de un esbozo sencillo encierra trazos de rebeldía incorregible.
Ese día tendré otra princesa a la que contar que no fue su culpa, que fue el tiempo que no supo esperar a que lo alcanzara.

Enric
PD:* "My love walks like a soldier"
PD: Gracias nuko!

domingo, 12 de marzo de 2006

Domingo 22:51

Odio a quien inventó los domingos de permanente pijama, de permanente "no quiero hacer nada" y "tengo cosas que hacer", que acaban con alguien acostandose aburrido. Lees el libro desde el principio del capitulo para reubicarte, de la misma manera que intentarás reubicarte mañana por la mañana. Otro lunes de mierda idéntico al de hace 7 dias.

Enric (en blanco)

miércoles, 1 de marzo de 2006

Luz (que viene y que se va)

La señorita Leonor Watling suaviza las sombras amarillentas que proyecto al escapar de la biblioteca. Ando absorto, solo y en silencio. Los quinientos metros que me separan del coche transcurren fugaces y parecen no haber existido. En mi mente revolotea un "preferí estudiar solo esta tarde" que no encuentra salida, y al final entiendo que es porqué me contradigo.
Necesitaba no oír nada, ni siquiera mi propia voz, como ahora. Pero en mi oscuridad (biombo negro que me envuelve y me aisla) descubro que estos nueve renglones dan luz a mis dedos y mis ojos, y que mi silencio no existe: oigo mi respiración y mis latidos. Por fín comprendo que la explicación que he dado miles de veces hoy no sirve. No basta con aprender a dormir solo.
El frío y el viento arrecian, me muero por llegar a casa.

Enric
PD: y mañana?