domingo, 8 de septiembre de 2024

Call me a dog

Desciendo despacio controlando la fuerza. Mis labios quedan a un dedo del suelo, y me elevo con explosividad. Mientras el reloj en mi muñeca cuenta las series y repeticiones, busco en el ejercicio esas endorfinas que me permitirán descansar luego, así que con cada empuje en estas 150 push ups consigo apartarla de mi mente.

Ella lo vive distinto. Sin poder escapar de la pesadilla de sus propias decisiones no duerme, y la falta de sueño le hace perder la poca racionalidad que le queda. El miedo y el dolor la retuercen: la diferencia entre la expectativa de una huida idealizada y la realidad lapidaria es por fuerza convulsa.
Ayer, entre gestos de odio y dolor, poseída y con la mueca de Regan, me escupió un "ets un puto gos tinyós de merda", que le dolió más a ella que a mí, porque ve que en su sordera emocional jamás fue capaz de entender nada.

Escucho a Chris Cornell, y me doy cuenta de que tendremos que buscar otro camino, porque este ha terminado de manera abrupta, y es que cada día cuenta, y ahora es el momento de entender que quizá sin saberlo vivíamos en el cielo, y que lo que nos queda desde ahora es solo decadencia, y el resto es historia.


Enric

PD: Temple of the dog fué publicado el 16 de abril de 1991.


sábado, 24 de agosto de 2024

(sic)

El Luv(sic) me acompaña mientras paseo a Muten. Sin perder el foco y sin salirme del script lentamente me recompongo. El flow y la correa en corto nos hace andar acompasados, uno al lado de otro, mientras reflexiono sobre si la sucesión progresiva de lo imparable me va a llevar a ser espectador de la caída inevitable del gigante herido.

Como un samurai, un caballero andante, que recita un haiku antes de afrontar la batalla, me repito que no puedes hacer feliz a quien no valora lo que recibe, y tomo consciencia de que ese puede ser el último momento en que compartamos nuestro mundo, porque el verdadero valor reside en lo vivido, aunque reniegues de ello.

No pienso en mí, así que desde la generosidad y la razón espero de los demás lo mismo, pero asumo que voy a tener que amar el destino, a pesar del dolor de la pérdida y el odio al bloqueo emocional y a la incapacidad de gestionar los sentimientos.

No sé si me acerco al final del rock n' roll, pero si sé que el dolor llega al fondo de mi alma, y no puedo continuar empujando.


Enric

PD: https://es.wikipedia.org/wiki/Sic

martes, 30 de julio de 2024

Regresión

 Se suceden los beeps en la base de mi cerebro; mientras me desplazo arriba y abajo sin poder desconectarme de la hypertrama. Me muevo retorciéndome sobre mí mismo en una regresión constante, hipnótica, que provoca un ejercicio de sinceridad sin precedentes que pone a prueba mi autoconsciencia. 

Dudo y dudo, y el dolor aparece al darme cuenta de que gran parte del recuerdo vivido es ficción. No reconozco lo que siento, y es que la interpretación errónea y el hecho de suponer que lo bueno es real te llevan a no evaluarlo, hasta darte de bruces con una realidad fría y distante, a la que ya no le importas.

Algo en el subconsciente palpita, y mi voz en off murmura que no vamos a vivir para siempre, así que no voy a malvender mi alma ni prolongar el final esperando la muerte.

Mientras pienso y reflexiono intento entender la naturaleza de mis emociones para no condicionar los recuerdos y echarlo todo al fuego; así que para tener un lugar donde agarrarme solo puedo leer y escribir, intentando encontrar un espacio y no caer de nuevo en ese abismo nigérrimo.

Enric

viernes, 5 de julio de 2024

No es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna

La génesis avanza hacia la experiencia consciente, como si fuese un constructo artificial basado en la vivencia de otros, que mediante texturas y matices consigue que todo pueda llegar a tener sentido.
Me corroe, recurre al desánimo y a esa verdad mal escrita que esbozó con el lipstick sobre el espejo del lavabo en un restaurante oriental en Barcelona.

Durante la peor semana me he dormido sobre el silencio que proyecta la oscuridad atrapando la oficina; sobreviviendo a 7 días sin vida, dormitando gracias a químicos, y entre fotografías y escritos he olvidado otras realidades para idealizar lo que odié durante 2500 noches, sin saber ahora a dónde voy ni en qué va a devenir lo vivido.

Mientras odio a mi culpa sigo respirando, maniatado, pensando dónde se ha perdido el valor de lo que realmente importa. Si escribo la agonía se detiene, como en los descansos en la orilla del Mekong, cuando agazapado entre la maleza yo leía a Baudelaire, y s0da escribía canciones románticas.

No hay ninguna referencia. El peso de los días se pondera según el dolor, en lugar de hacerse por la calidad de lo vivido; pero, aunque loco, soy un caballero, y no me es dado quejarme, así que nadie va a verme abatido.

Como un computador que se pierde en su propia memoria, no sé dónde estoy ni a qué recurrir porque la perspectiva es distinta cuando estás atrapado, pero sé que cada foto que te he hecho, cada texto que te he escrito, y cada instante que hemos pasado dándonos la mano quedará para siempre, ya sea en el frío del Polo Norte, o en el calor del Mediterráneo.

Enric