martes, 30 de julio de 2024

Regresión

 Se suceden los beeps en la base de mi cerebro; mientras me desplazo arriba y abajo sin poder desconectarme de la hypertrama. Me muevo retorciéndome sobre mí mismo en una regresión constante, hipnótica, que provoca un ejercicio de sinceridad sin precedentes que pone a prueba mi autoconsciencia. 

Dudo y dudo, y el dolor aparece al darme cuenta de que gran parte del recuerdo vivido es ficción. No reconozco lo que siento, y es que la interpretación errónea y el hecho de suponer que lo bueno es real te llevan a no evaluarlo, hasta darte de bruces con una realidad fría y distante, a la que ya no le importas.

Algo en el subconsciente palpita, y mi voz en off murmura que no vamos a vivir para siempre, así que no voy a malvender mi alma ni prolongar el final esperando la muerte.

Mientras pienso y reflexiono intento entender la naturaleza de mis emociones para no condicionar los recuerdos y echarlo todo al fuego; así que para tener un lugar donde agarrarme solo puedo leer y escribir, intentando encontrar un espacio y no caer de nuevo en ese abismo nigérrimo.

Enric

viernes, 5 de julio de 2024

No es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna

La génesis avanza hacia la experiencia consciente, como si fuese un constructo artificial basado en la vivencia de otros, que mediante texturas y matices consigue que todo pueda llegar a tener sentido.
Me corroe, recurre al desánimo y a esa verdad mal escrita que esbozó con el lipstick sobre el espejo del lavabo en un restaurante oriental en Barcelona.

Durante la peor semana me he dormido sobre el silencio que proyecta la oscuridad atrapando la oficina; sobreviviendo a 7 días sin vida, dormitando gracias a químicos, y entre fotografías y escritos he olvidado otras realidades para idealizar lo que odié durante 2500 noches, sin saber ahora a dónde voy ni en qué va a devenir lo vivido.

Mientras odio a mi culpa sigo respirando, maniatado, pensando dónde se ha perdido el valor de lo que realmente importa. Si escribo la agonía se detiene, como en los descansos en la orilla del Mekong, cuando agazapado entre la maleza yo leía a Baudelaire, y s0da escribía canciones románticas.

No hay ninguna referencia. El peso de los días se pondera según el dolor, en lugar de hacerse por la calidad de lo vivido; pero, aunque loco, soy un caballero, y no me es dado quejarme, así que nadie va a verme abatido.

Como un computador que se pierde en su propia memoria, no sé dónde estoy ni a qué recurrir porque la perspectiva es distinta cuando estás atrapado, pero sé que cada foto que te he hecho, cada texto que te he escrito, y cada instante que hemos pasado dándonos la mano quedará para siempre, ya sea en el frío del Polo Norte, o en el calor del Mediterráneo.

Enric