martes, 29 de septiembre de 2009

Dormir de día

Cegado por la luz del comedor apenas distingues el color de las baldosas, y sólo oyes tus propios pies descalzos al andar hasta la cocina. Absorto vigilas el suave hervir a fuego lento de los espaguetis de sobre, hasta que reclama tu atención la cuenta atrás del inicio de las noticias de las dos de la tarde. El trayecto hacia el comedor también es en silencio. La ventana, el televisor, la cortina o la lampara, no consiguen llenar el espacio: todo queda asombrosamente lejos.
Te cuesta abrir los ojos, así que escuchas la voz en off de la presentadora mientras reflexionas intentando discriminar entre ficción y realidad, pero para cuando te das cuenta se te han vuelto a pegar los espaguetis. El ordenador, la cartera y las llaves de casa rompen la monotonía del mantel amarillo. Lo ordenas y logras habilitar un hueco para un vaso y un tenedor.
El jersey azul - tu preferido -, espera en el plegatín del comedor sobre su horrible funda de rallas anaranjadas, a que después de comer empieces la siesta de las cuatro con un trozo de alguna novela o un fragmento de película mala recién descargada.
Estas irremediablemente solo, y has convertido la casa en la que vives en algo parecido a un piso franco donde refugiarte para poder luchar contra eso que no entiendes pero que tampoco temes; en todos nosotros reside un demonio interior que termina por pedirnos explicaciones. Necesitas saber si efectivamente estás llenando los vacíos de tu vida.

Por la noche el viento te enfría las orejas, quizá sea la voz del otoño que llega para contarte novedades inminentes.
El vacío o la soledad que nadie puede negar que existe es la que aparece cuando estas fuera de casa. Se trata de aprovecharlo y disfrutar aprendiendo a escucharte. Luego, la oscuridad y las horas relativizan todo lo que acontece. Ni los malos son tan malos, ni tú estás tan solo.

Enric
PD: saludos de nuevo, Kay!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estamos solos, pero no estamos vacíos.
Petons!

s0da dijo...

Aquí debería venir una frase corta e ingeniosa para demostrar la agudeza del lector comentarista pero, desafortunadamente, mi materia gris está fundida y sólo ha dado para escribir esto...

Un abrazo company!!

nuks dijo...

Algunos estamos un poco en esos pisos francos de nuestra vida, que parece como en suspensión y desconoces hacia adónde va a girar.
Besolengua, maestro.

V dijo...

dormir de día, prácticamente mi vida actual.

lamaladelapelicula dijo...

mmmm me encanta leer esto tan sola :)

julia dijo...

esa soledad crónica de la que hablas, y la búsqueda constante de un camino que no existe pero que nos empeñamos en construir... puedes seguirme cuando y a dónde quieras, yo también te seguiré así... un beso.

ah, acertadísimo tu comentario, es evidente que si tenía que escribir todos los sarcasmos e ironías no habría parado nunca...

también puedes pasarte por nuestra ciudad gomorrita
nueva-gomorra.blogspot.com

otro beso.

Ali dijo...

Hola Eric, como siempre te vuelvo a decir que me encanta lo que escribes...
Siento no haber contestado antes, no ví tu respuesta hasta esta tarde...
Yo tengo un blog pero no lo conoce nadie, sólo escribo cuando estoy triste y es muy íntimo, aunque tu eres un pequeño desconocido a pesar que leo todo lo que escribes...
Bueno, escríbeme a yuxtyolea@hotmail.com te envío cual es el blog , pues supungo que aquí lo leerá mucha más gente y me da un poco de verguenza..
Un saludo
Ali

Zoe -sin acento, por favor- López dijo...

Ese piso franco que tú plasmas en tu casa yo lo intuyo más como "momentos encapsulados"...como si más que en un piso franco te encontrases presenciando cómo tu cerebro alza 4 muros perfectamente estructurados para este cometido...


me gustan tus letras