...dejadme a oscuras...
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
viernes, 30 de mayo de 2025
Rojo forjado
miércoles, 9 de abril de 2025
Safe House
Nuestra safe house estaba en la cima de un bloque de apartamentos cerca del centro de la ciudad. Operábamos disfrazados de oficina de comercio exterior. Hacía tiempo que nos habíamos desplegado en la zona actuando con cobertura diplomática y cumplíamos con creces el target de captar colaboradores descontentos con el régimen, mientras que financiábamos a las milicias locales para mantener el desequilibrio en el poder.
Una operativa de acción encubierta tan cercana a la población nos impedía muchas veces portar armas, así que únicamente nos podíamos servir de las contramedidas para movernos por el territorio como lo hacen las lagartijas en el jardín de tu casa, con agilidad y cautela.
Mientras llevábamos a término la tarea colosal de captar informadores, entre la misión y los viajes en avión a los países fronterizos para contactar con disidentes, pasaban los meses, y nuestros matrimonios se veían afectados. S0da se había divorciado de la primera mujer, mi matrimonio daba los últimos coletazos, y Rick hacía días que se había enterado de una de las infidelidades de su esposa. Asumíamos que nuestro trabajo exterior tenía un beneficio para nuestro país, pero un coste insostenible para nuestras vidas.
Nos vendieron, algún hijo de puta dió el soplo. Recuerdo exactamente el instante en que se desencadenó la desgracia. El vigía del sobreático hizo parpadear las luces de la entrada de la finca, indicando que había alguna amenaza cerca. S0da, Rick y yo nos acercamos a la puerta rápido, pero una camioneta pasó a gran velocidad y soltó una ráfaga con un rifle automático, seguramente una AK del 7.62, de las que nosotros mismos hicimos llegar a las guerrillas locales para que cometiesen el anterior golpe de Estado. Fue rapidísimo, sucedió en dos segundos. Oímos silbar cerca de nuestros cuerpos los cinco o seis proyectiles, y Rick se desplomó al suelo. S0da le agarró el brazo izquierdo y lo pasó sobre su cuello, y yo hice lo mismo con el derecho, e intentamos subir la escalera para llegar al ático, pero era demasiado tarde.
Rick, entre espasmos y balbuceos, soltó un "estoy jodido", porque tenía conocimiento de heridas por arma de fuego, y al ver que no sangraba, sabía que en cuestión de segundos iba a morir de asfixia por su propia sangre encharcada en el pulmón.
Ese fue el instante de su adiós, y pronunciándolo como pudo, nos soltó un "Decidle que la quiero, que el engaño y el orgullo ya no importan, y que con un 'siento haberte hecho sufrir' me bastaba...", y en ese momento Rick cerró los ojos para siempre.
miércoles, 26 de marzo de 2025
Anakin
Ando desde Catalunya a Diputació 48 en poco rato. Son solo 2 kilómetros y llueve. Es miércoles, y lo de coincidir hoy ha sido una carambola. Mientras espero de pie me entretengo leyendo un paper sobre criptografía de llave pública, hasta que la veo llegar a lo lejos por la otra acera. Cuando me fijo en como avanza con su chaqueta roja me doy cuenta de que su mismo nombre es ya un espejismo. Es como si la afinidad extrema nos predispusiera a entender del mismo modo todo lo que observamos.
Durante el tiempo transcurrido en la exposición nos tocamos y nuestras manos se juntan. Romper la cercanía del espacio se convierte en algo necesario, como el sumergirnos en las fotografías de la liberación de París que tienen una fuerza increíble. Parece que fue ayer que la tiranía y la mentira cayeron y hubo quien se supo imponer al prejuicio y a la pobreza para salir adelante, quedando maltrechos y con heridas visibles, pero con la conciencia entera, como lo hizo la misma ciudad del Sena.
Nos vamos, y ajusto el asiento del copiloto mientras le ofrezco galletas que he hecho cambiando la mantequilla por crema de cacahuete. Todo es adaptable, también la cena que he preparado. He hecho demasiada comida y con los nervios he olvidado sacar el paté de alcachofa de la nevera. Durante la comida hablamos todo el rato, y nos aflora el sentimiento común de ser disidentes y fugitivos de un trato injusto y del desprecio.
Se queda toda la noche, y abrazados pasamos las horas escuchando Black Hair de Cave y los Seeds, mientras nos dormimos. Mi frente reposa sobre su nuca, y entre la ensoñación y el espacio onírico mi mente hace un símil entre el color de su pelo y las fotografías de Lee Miller en París, y así, ya sumido en el sueño percibo que su sonrisa inmensa visita mis ojos y me besa, y entonces despierto y compruebo que está a mi lado.
Enric
sábado, 9 de noviembre de 2024
Adiós
Son más de las doce de la noche y me siento frente al ordenador, como un enfermo que no entiende nada y necesita expulsar algo trágico que lo oprime. El tiempo transcurre, y me doy cuenta de que he enmudecido, como si la voz que me hacía llorar hubiese desaparecido. Aunque busco con qué distraerme, el mismo silencio me retiene y me inmoviliza, haciéndome ver que aquello que he de escribir será algo demasiado intenso para poder aceptarlo.
Viene a mi mente el recuerdo de ese espacio líquido en el que estuve sumergido. Ahora no hay infrasonidos ni distorsiones que nublen mi percepción. Es algo indudable e intenso; por eso, silenciosamente tecleo “adiós”, sabiendo que decía la verdad cuando advertí que hay lugares de los que, una vez te has marchado, ya no puedes regresar jamás.
Se me cierran los ojos y la verdad aparece en un déjà vu: sé que mañana me despertaré sin sobresaltos y brillaré de nuevo. El dolor es esa parte de la realidad que me hace saber que no soy un pellejudo, un androide.
Aunque la sensación sea extraña, para mí ya son tiempos mejores. He interiorizado que lo que nos queda es lo comido por lo servido, y no hay mejor manera de decirte adiós que hacerlo aquí y ahora.
Enric
P. D.: ¡Oh! Releyendo cosas del 2005 encontré esta maravilla.
domingo, 20 de octubre de 2024
Amor andrógino
Traté de abrirme paso, sin corromperme, y cada mañana al recuperar la consciencia después de caer abatido por el insomnio comprobaba que había dejado de creer un poco más, y aún sabiendo que quedaba atrás lo más hermoso de mi juventud prometí hacer a cada instante lo correcto.
La idealización y el orgullo son el peor de los venenos. La melodía se estropea y no queda ningún color que la lluvia no haya arrastrado, difuminándolo hasta el más gris de los tonos que mueren.