miércoles, 26 de marzo de 2025

Anakin

Ando desde Catalunya a Diputació 48 en poco rato. Son solo 2 kilómetros y llueve. Es miércoles, y lo de coincidir hoy ha sido una carambola. Mientras espero de pie me entretengo leyendo un paper sobre criptografía de llave pública, hasta que la veo llegar a lo lejos por la otra acera. Cuando me fijo en como avanza con su chaqueta roja me doy cuenta de que su mismo nombre es ya un espejismo. Es como si la afinidad extrema nos predispusiera a entender del mismo modo todo lo que observamos.

Durante el tiempo transcurrido en la exposición nos tocamos y nuestras manos se juntan. Romper la cercanía del espacio se convierte en algo necesario, como el sumergirnos en las fotografías de la liberación de París que tienen una fuerza increíble. Parece que fue ayer que la tiranía y la mentira cayeron y hubo quien se supo imponer al prejuicio y a la pobreza para salir adelante, quedando maltrechos y con heridas visibles, pero con la conciencia entera, como lo hizo la misma ciudad del Sena.

Nos vamos, y ajusto el asiento del copiloto mientras le ofrezco galletas que he hecho cambiando la mantequilla por crema de cacahuete. Todo es adaptable, también la cena que he preparado. He hecho demasiada comida y con los nervios he olvidado sacar el paté de alcachofa de la nevera. Durante la comida hablamos todo el rato, y nos aflora el sentimiento común de ser disidentes y fugitivos de un trato injusto y del desprecio. 

Se queda toda la noche, y abrazados pasamos las horas escuchando Black Hair de Cave y los Seeds, mientras nos dormimos. Mi frente reposa sobre su nuca, y entre la ensoñación y el espacio onírico mi mente hace un símil entre el color de su pelo y las fotografías de Lee Miller en París, y así, ya sumido en el sueño percibo que su sonrisa inmensa visita mis ojos y me besa, y entonces despierto y compruebo que está a mi lado.


Enric


sábado, 9 de noviembre de 2024

Adiós

Son más de las doce de la noche y me siento frente al ordenador, como un enfermo que no entiende nada y necesita expulsar algo trágico que lo oprime. El tiempo transcurre, y me doy cuenta de que he enmudecido, como si la voz que me hacía llorar hubiese desaparecido. Aunque busco con qué distraerme, el mismo silencio me retiene y me inmoviliza, haciéndome ver que aquello que he de escribir será algo demasiado intenso para poder aceptarlo.

Viene a mi mente el recuerdo de ese espacio líquido en el que estuve sumergido. Ahora no hay infrasonidos ni distorsiones que nublen mi percepción. Es algo indudable e intenso; por eso, silenciosamente tecleo “adiós”, sabiendo que decía la verdad cuando advertí que hay lugares de los que, una vez te has marchado, ya no puedes regresar jamás.

Se me cierran los ojos y la verdad aparece en un déjà vu: sé que mañana me despertaré sin sobresaltos y brillaré de nuevo. El dolor es esa parte de la realidad que me hace saber que no soy un pellejudo, un androide.

Aunque la sensación sea extraña, para mí ya son tiempos mejores. He interiorizado que lo que nos queda es lo comido por lo servido, y no hay mejor manera de decirte adiós que hacerlo aquí y ahora.


Enric

P. D.: ¡Oh! Releyendo cosas del 2005 encontré esta maravilla.

domingo, 20 de octubre de 2024

Amor andrógino

Fue el silencio, en un sentimiento indefinido y andrógino, que en forma de explosión ciega inundó todo mi alrededor con un sonido rojo agonizante, sin darme tiempo a fijarme en nada que no fuese mi propio estupor.
Era una punzada en el pecho, porque lo que parecía real fue cierto, las cosas sucedieron, así que tuve que relativizar la distancia hasta los cuerpos difusos de mi entorno, y entre el vapor denso que llenaba el espacio inmediato no pude ver nada.

Traté de abrirme paso, sin corromperme, y cada mañana al recuperar la consciencia después de caer abatido por el insomnio comprobaba que había dejado de creer un poco más, y aún sabiendo que quedaba atrás lo más hermoso de mi juventud prometí hacer a cada instante lo correcto.

La idealización y el orgullo son el peor de los venenos. La melodía se estropea y no queda ningún color que la lluvia no haya arrastrado, difuminándolo hasta el más gris de los tonos que mueren.

No llego a ver por qué nace una emoción tan profunda de nostalgia hacia un instante que todavía no entiendo que haya terminado; y supongo que tendrá que ser así, que mientras lloro y escribo esta mierda la melancolía hacia el sentimiento de amor verdadero me explica que algo ha muerto.

Por fin el verano termina y el ego no duerme en casa. Ordeno las ideas y priorizo lo que es de solución inmediata. Asumo un nuevo rol, que consiste en hacer aún mejor lo que ya hacía correctamente. Me fundo en un espacio tranquilo, de conciencia líquida y de sonido dulce al llegar a la cama, y pienso en esa canción preciosa mientras con lágrimas en los ojos me debato entre belleza o verdad.


Enric

domingo, 8 de septiembre de 2024

Call me a dog

Desciendo despacio controlando la fuerza. Mis labios quedan a un dedo del suelo, y me elevo con explosividad. Mientras el reloj en mi muñeca cuenta las series y repeticiones, busco en el ejercicio esas endorfinas que me permitirán descansar luego, así que con cada empuje en estas 150 push ups consigo apartarla de mi mente.

Ella lo vive distinto. Sin poder escapar de la pesadilla de sus propias decisiones no duerme, y la falta de sueño le hace perder la poca racionalidad que le queda. El miedo y el dolor la retuercen: la diferencia entre la expectativa de una huida idealizada y la realidad lapidaria es por fuerza convulsa.
Ayer, entre gestos de odio y dolor, poseída y con la mueca de Regan, me escupió un "ets un puto gos tinyós de merda", que le dolió más a ella que a mí, porque ve que en su sordera emocional jamás fue capaz de entender nada.

Escucho a Chris Cornell, y me doy cuenta de que tendremos que buscar otro camino, porque este ha terminado de manera abrupta, y es que cada día cuenta, y ahora es el momento de entender que quizá sin saberlo vivíamos en el cielo, y que lo que nos queda desde ahora es solo decadencia, y el resto es historia.


Enric

PD: Temple of the dog fué publicado el 16 de abril de 1991.


sábado, 24 de agosto de 2024

(sic)

El Luv(sic) me acompaña mientras paseo a Muten. Sin perder el foco y sin salirme del script lentamente me recompongo. El flow y la correa en corto nos hace andar acompasados, uno al lado de otro, mientras reflexiono sobre si la sucesión progresiva de lo imparable me va a llevar a ser espectador de la caída inevitable del gigante herido.

Como un samurai, un caballero andante, que recita un haiku antes de afrontar la batalla, me repito que no puedes hacer feliz a quien no valora lo que recibe, y tomo conciencia de que ese puede ser el último momento en que compartamos nuestro mundo, porque el verdadero valor reside en lo vivido, aunque reniegues de ello.

No pienso en mí, así que desde la generosidad y la razón espero de los demás lo mismo, pero asumo que voy a tener que amar el destino, a pesar del dolor de la pérdida y el odio al bloqueo emocional y a la incapacidad de gestionar los sentimientos.

No sé si me acerco al final del rock n' roll, pero si sé que el dolor llega al fondo de mi alma, y no puedo continuar empujando.


Enric

PD: https://es.wikipedia.org/wiki/Sic