viernes, 30 de mayo de 2025

Rojo forjado

Mientras la joven prepara los viales de muestra me mantengo en silencio, y continúo leyendo. Avanzo en la segunda estrofa y me sorprende el uso de wrought, cuando Poe hace referencia al dibujo del fantasma forjado por las ascuas moribundas en el suelo. Justo cuando pienso que esa especie de hipérbole es preciosa, la enfermera me mira, levanta la yema del dedo de su mano derecha con la que recorría mi brazo buscando la vena mediana cubital, y con suavidad me dice "coge aire: a la una, a las dos y a las tres", e introduce la aguja, para llenar inmediatamente las ampollas de muestra mediante el vacutainer. Los cinco tubos pasan a ser de color rojo en pocos segundos. Con la amabilidad y la dulzura de su juventud, la chica me coloca una gasa sobre el pinchazo y me pide que presione para que no me quede un hematoma. Cierro el libro por la página 178 y la miro pronunciando con mi voz grave un "Ok", que ella interpreta con empatía y me responde "no estás bien ¿verdad?". 
Recojo el libro, me despido, y con mucha hambre porque estoy en ayunas, voy hacia el coche. El olor a gasoil y goma del jeep de mi abuelo me reconforta porque me transporta a la felicidad de los veranos de mi infancia.
Conduzco sin puertas y el aire caliente me hace pensar en el poco tiempo que le queda a este mayo que muere. Vuelve el calor y sin creer en el karma encuentro en los cambios de mi vida la fortuna.


Enric

miércoles, 9 de abril de 2025

Safe House

Nuestra safe house estaba en la cima de un bloque de apartamentos cerca del centro de la ciudad. Operábamos disfrazados de oficina de comercio exterior. Hacía tiempo que nos habíamos desplegado en la zona actuando con cobertura diplomática y cumplíamos con creces el target de captar colaboradores descontentos con el régimen, mientras que financiábamos a las milicias locales para mantener el desequilibrio en el poder.

Una operativa de acción encubierta tan cercana a la población nos impedía muchas veces portar armas, así que únicamente nos podíamos servir de las contramedidas para movernos por el territorio como lo hacen las lagartijas en el jardín de tu casa, con agilidad y cautela.

Mientras llevábamos a término la tarea colosal de captar informadores, entre la misión y los viajes en avión a los países fronterizos para contactar con disidentes, pasaban los meses, y nuestros matrimonios se veían afectados. S0da se había divorciado de la primera mujer, mi matrimonio daba los últimos coletazos, y Rick hacía días que se había enterado de una de las infidelidades de su esposa. Asumíamos que nuestro trabajo exterior tenía un beneficio para nuestro país, pero un coste insostenible para nuestras vidas.

Nos vendieron, algún hijo de puta dió el soplo. Recuerdo exactamente el instante en que se desencadenó la desgracia. El vigía del sobreático hizo parpadear las luces de la entrada de la finca, indicando que había alguna amenaza cerca. S0da, Rick y yo nos acercamos a la puerta rápido, pero una camioneta pasó a gran velocidad y soltó una ráfaga con un rifle automático, seguramente una AK del 7.62, de las que nosotros mismos hicimos llegar a las guerrillas locales para que cometiesen el anterior golpe de Estado. Fue rapidísimo, sucedió en dos segundos. Oímos silbar cerca de nuestros cuerpos los cinco o seis proyectiles, y Rick se desplomó al suelo. S0da le agarró el brazo izquierdo y lo pasó sobre su cuello, y yo hice lo mismo con el derecho, e intentamos subir la escalera para llegar al ático, pero era demasiado tarde.

Rick, entre espasmos y balbuceos, soltó un "estoy jodido", porque tenía conocimiento de heridas por arma de fuego, y al ver que no sangraba, sabía que en cuestión de segundos iba a morir de asfixia por su propia sangre encharcada en el pulmón.

Ese fue el instante de su adiós, y pronunciándolo como pudo, nos soltó un "Decidle que la quiero, que el engaño y el orgullo ya no importan, y que con un 'siento haberte hecho sufrir' me bastaba...", y en ese momento Rick cerró los ojos para siempre.


Enric

miércoles, 26 de marzo de 2025

Anakin

Ando desde Catalunya a Diputació 48 en poco rato. Son solo 2 kilómetros y llueve. Es miércoles, y lo de coincidir hoy ha sido una carambola. Mientras espero de pie me entretengo leyendo un paper sobre criptografía de llave pública, hasta que la veo llegar a lo lejos por la otra acera. Cuando me fijo en como avanza con su chaqueta roja me doy cuenta de que su mismo nombre es ya un espejismo. Es como si la afinidad extrema nos predispusiera a entender del mismo modo todo lo que observamos.

Durante el tiempo transcurrido en la exposición nos tocamos y nuestras manos se juntan. Romper la cercanía del espacio se convierte en algo necesario, como el sumergirnos en las fotografías de la liberación de París que tienen una fuerza increíble. Parece que fue ayer que la tiranía y la mentira cayeron y hubo quien se supo imponer al prejuicio y a la pobreza para salir adelante, quedando maltrechos y con heridas visibles, pero con la conciencia entera, como lo hizo la misma ciudad del Sena.

Nos vamos, y ajusto el asiento del copiloto mientras le ofrezco galletas que he hecho cambiando la mantequilla por crema de cacahuete. Todo es adaptable, también la cena que he preparado. He hecho demasiada comida y con los nervios he olvidado sacar el paté de alcachofa de la nevera. Durante la comida hablamos todo el rato, y nos aflora el sentimiento común de ser disidentes y fugitivos de un trato injusto y del desprecio. 

Se queda toda la noche, y abrazados pasamos las horas escuchando Black Hair de Cave y los Seeds, mientras nos dormimos. Mi frente reposa sobre su nuca, y entre la ensoñación y el espacio onírico mi mente hace un símil entre el color de su pelo y las fotografías de Lee Miller en París, y así, ya sumido en el sueño percibo que su sonrisa inmensa visita mis ojos y me besa, y entonces despierto y compruebo que está a mi lado.


Enric